La Habana (1940)
Los años 40, dice el maestro, fueron muy brillantes para la música cubana y muy difíciles para muchos, entre ellos él, que buscaba nuevos horizontes. En ese tiempo surgieron los conjuntos de Arsenio Rodríguez y el conocido Casino, y también la aparición de un cantante diminuto, bajito, delgadito, con mucha chispa, llamado Orlando Guerra, Cascarita. Fue la sensación de esa época.
Cascarita vino de Camagüey, y empezó a cantar con la Orquesta Casino de la playa en un programa estelar de la CMQ que fue muy famoso. Grabó con la RCA Víctor. Tenía un número de su autoría: Mi Bumbané, que gustó mucho. También incursionó en el cine.
![](La_Habana_1940_files/HH-trio%20caonabo.jpg)
Senén no dejó nunca de componer, siempre estaba trabajando y a la vez actuando. Así llegaron los años 40. Dormía en un carro viejo que siempre estaba en el garaje de un pariente que trabajaba como cuidador. Con mucha fe y con la guitarra en la mano se fue introduciendo poco a poco en ese controvertido mundo de la música.
Conoció por coincidencia en el barrio de Atarés al barbero Luisito Pla, quien un día, mientras lo pelaba, le comentó que le hacía falta un trecero, a lo que Senén le respondió automáticamente que él era trecero. Luisito le propuso hacerle unas pruebas y le dio una dirección para que se presentara a las mismas.
Estaba preparado para este tipo de trabajo y se mantuvo con Luisito Pla tres años. Hicieron una excursión por todo el país con Aidita Artiga y gustaron mucho; al final resultaron ser parientes.
Al regreso decidió separarse de Luisito por contradicciones que tenían ambos y se unió a Tony Tejera y Gerardo Pedroso, en un nuevo trío llamado Caunabó, y por los años 1943 ó 1944 acompañaron a Rosario Durcal, una cantante de la compañía Cabalgata. Con ella trabajaron en la RHC Cadena Azul. En esa misma época formó el Conjunto Colonial junto a Nelo Sosa y Carlos Faxas.
Estando ahí les contrata el puertorriqueño Celso Vega, trompeta y Amado Trinidad le dice de formar un quinteto, nombrándolo el “Quinteto de Celso Vega” con Senén, guitarra prima; Tony, guitarra acompañante, Vallejo, Roberto Valdés, contrabajo y Celso Vega. Ya no contaban con Pedroso. Así se fueron encausando poco a poco.
Celso se fue para Nueva York, y Ñico Saquito, que ya conocía del trabajo, no quiso disolver el quinteto y comenzó a grabar con la RCA Víctor, con el nombre Los Guaracheros de Oriente, grabaciones que Senén no pudo escuchar, pues sólo le decían quedó bien y punto, porque los estudios se alquilaban por tiempo. Las vino a oír en el 2000.
Fueron tiempos muy difíciles, te acostabas perteneciendo a una agrupación y amanecías con otra, pero igualmente fue importante, porque surgieron autores y magníficas obras aprovechadas por la radio. La RHC competía con la CMQ.
![](La_Habana_1940_files/O-hotel%20nacional.jpg)
Tropicana fue una prueba muy importante para él. Conoció a grandes valores internacionales, y Grenet fue un magnífico director. Le enseñó muchísimo, era muy exigente y a la vez muy buen director. Si uno se enfermaba y él comprobaba que en realidad era cierto, le pagaba el día aunque no lo trabajara.
Estas cosas las fue aprendiendo Senén de Grenet, con el que trabajó de 1948 a 1950; juntos grabaron infinidades de números cantando Vallejo los boleros, Laíto las guarachas y Senén haciendo la voz de segunda.
Viajaron a Venezuela, y al regreso, como ya no estaban en Tropicana, Grenet le comenta que no va a seguir en la música, que era propietario de una tintorería a la que se iba a dedicar, y le deja el conjunto.
Comenzaron a ensayar: Panchito Bejerano en el bongó, Raúl Fundora (nuevo en el conjunto), Laíto Sureda, voz, Juanito Blachova, piano, Raimat, bajo, Alfonso Fleitas, Oscar Martínez y Joseíto Betancourt, la trompeta, y Palau en la tumbadora. Se aumenta el conjunto de nueve miembros a diez.
Estando con Grenet, Laíto y Vallejo acompañaron a Rita Montaner haciéndole coros. Rita les enseñaba en su casa cómo quería los mismos. También compartieron escenario con figuras como Arsenio, Paulina, Vallejo y Libertad Lamarque.